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Pocas veces en mi vida como profesor o rector de una Universidad, había tenido la oportunidad de ver cómo una dirigente estudiantil, con plena conciencia de la situación de salud que hoy azota al mundo con la pandemia del Coronavirus, lo que pone en alto riesgo la vida de los ciudadanos y el desbarajuste de las economías en los países afectados, emitiera a la comunidad estudiantil, un comunicado, que no solo llame a tomar conciencia sobre la realidad de la situación, en especial a una comunidad que aún no ha captado la gravedad del problema, sino que sea capaz de percibir el significado que implica la suspensión de las actividades académicas de la Universidad bajo las actuales circunstancias, sabiendo diferenciar las implicaciones que tiene para una institución privada, la toma de una decisión de esa magnitud.
Los estudiantes que promueven la suspensión del semestre y piden apoyo en redes sociales, en donde, entre otras cosas es imposible saber si la información es verídica, solicitando firmas de respaldo para esa iniciativa, no están lo suficientemente informados como para saber que eso no tiene ninguna justificación, pues nuestra Universidad es una de las tres instituciones en el país con mayor fortaleza en la formación virtual, y que en ese sentido viene haciendo un esfuerzo encomiable para poner a punta la formación asistida por la virtualidad a través del uso de video conferencias y de herramientas tecnológicas para la interacción entre estudiantes y profesores, como las aulas extendidas y las aulas virtuales soportadas en Blackboard Collaborate, que son amigables y suficientemente conocidas.
Al tiempo con estos desarrollos y apuestas tecnológicas, la Universidad tiene plena confianza en su profesorado para garantizar una formación con calidad, y en atención a ello ha venido desarrollando de manera intensa y responsable procesos de formación con los profesores, los cuales serán permanentes no solo en esta coyuntura sino de cara al futuro y consolidación de la Universidad.
Los riesgos del coronavirus, se parecen a los riesgos que proponen quienes piden la suspensión del semestre; la muerte. Una Universidad privada que depende fundamentalmente de sus matrículas, no podría mantener 1.600 profesores y 800 empleados y trabajadores, si deja de recibir los recursos que le permiten su sostenibilidad y se pondrían en jaque logros tan significativos como ser la Universidad No. 15 en el país en investigación (Ranking SCImago 2020), tener una relación estrecha con el sector productivo regional con modelos de co-creación, poseer 92 programas de pregrado y posgrado en las tres sedes (Bucaramanga, Cúcuta y Valledupar) y en las extensiones de sus actividades en Bogotá, Arauca, y Sabaneta, frustrar a casi 20.000 estudiantes y dejar de ser lo que es hoy en día, la universidad privada más importante de todo el Oriente colombiano.
En nombre de la Rectoría de la Universidad de Santander, y de la comunidad universitaria, queremos destacar su actitud, que es valiente y muestra liderazgo, porque lo que necesita este país son líderes, que en lugar de pensar en beneficios pírricos y transitorios, se guíen es por el servicio al país, y por la defensa de la institución que los está formando, a sabiendas de que la Universidad de Santander está dando con este cambio sustancial del modelo de enseñanza y aprendizaje, un avance de mucha significación para la Educación Superior en Colombia y para las futuras generaciones.
Atentamente,
Jaime Restrepo Cuartas
Rector General
Universidad de Santander UDES. Vigilada Mineducación.
Resolución otorgada por el Ministerio de Educación Nacional: No. 6216 del 22 de diciembre de 2005 / Personería Jurídica 810 de 12/03/96.
Institución sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional. Resolución 12220 de 2016.
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